Cuando Google lanzó su dispositivo Google Home en 2016, millones de personas han instalado este dispositivo de altavoz inteligente en su hogar o oficina. Puedes preguntarle todo tipo de preguntas triviales. Si pregunta «Hola Google, ¿cómo está el tráfico hacia Madrid?», el dispositivo se enciende automáticamente y una voz de computadora leerá la información de tráfico más reciente. Parece muy útil, ¿verdad? Puede hacer lo mismo con la aplicación Google Assistant en su teléfono inteligente, comparable a la Siri de Apple.
No todos somos conscientes del hecho de que todo lo que dice a sus parlantes inteligentes de Google y su Asistente de Google se está grabando y almacenando. Pero eso está claramente establecido en los términos y condiciones de Google. Y lo que la gente no conoce, simplemente porque Google no lo menciona en sus términos y condiciones, es que los empleados de Google pueden escuchar extractos de esas grabaciones.
Tras el caso de Amazon, un trabajor de una empresa subcontratista de Google, mostró el sistema que recopila audio a través de Google Assistant. Miles de empleados en todo el mundo utilizan este sistema para escuchar extractos de audio. ¿Por qué Google almacena estas grabaciones y por qué los empleados las escuchan? No les interesa lo que dices, sino la forma en que lo dices. El sistema informático de Google consiste en algoritmos inteligentes de autoaprendizaje. Y para comprender las diferencias sutiles y las características de la lengua, todavía necesita aprender mucho. A veces, el motor de búsqueda de Google tiene dificultades para analizar un determinado comando de voz. Cuando ese es el caso, ponen este comando en la herramienta en línea Crowdsource de Google. Por cierto, si quieres ayudar a Google a mejorar la descripción de las imágenes y las expresiones faciales, todos pueden usar esta herramienta (gratis).
Google no es la única empresa que funciona de esta manera. En abril, la agencia de noticias Bloomberg reveló que el gigante estadounidense de internet Amazon también lo hace. Bloomberg también tenía pruebas de que, al igual que Google, Apple subcontrataba a personas para entrenar a su conocido asistente de búsqueda Siri.